martes, 29 de septiembre de 2015

Las mil y una noches.

Hacía mucho que no escribía, pero hoy necesito hacerlo, aunque debería estar estudiando porque rindo en dos días en la facultad y no tengo nada leído, pero no puedo, simplemente no. No así. 

Está demás decir que llevo acumulando cosas desde hace rato y que mi mochila cada vez está más pesada, cada vez carga más cosas para este viaje, la vida. 

Dicen que en la vida hay que viajar ligeros, soltar lo malo y tomar lo bueno. ¡Ja! ¡Cómo si fuese tan fácil, tan simple! Ah, claro. Decirlo si lo es.

Estoy tan cansada de ser buena, creo que todos estamos cansados de ser buenos. Nos dicen "los frutos de eso se ven a largo plazo", pero uno, a veces, simplemente, se cansa. 

Pensé que no me iba a pasar más, pero el rulo siempre vuelve, ¿no? 
Me di cuenta que aunque creamos que ya no, SIEMPRE encontramos una NUEVA forma de lastimarnos. Las formas son infinitas, y siempre vamos a encontrar la manera. Especialmente, si tenemos una cabecita maquina, experta en autodestrucción. 

Hay mil y una formas de lastimarnos, mil y una formas de caer en la noche. Hay mil y una noches.

Simplemente, quería decir eso, que inevitablemente vamos a encontrar una manera nueva de sentir el dolor, porque "el dolor demanda sentirse", y cuando digo "sentirse" es SENTIRSE en todas sus malditas formas. Pareciese que el ser humano es masoquista por naturaleza. 

Sé que hoy no es mi día, y estoy muy negativa, pero es así. Así somos. Estoy tan enojada, demasiado para poder decir algo.