domingo, 23 de noviembre de 2014

¿Perder por MIEDO o perder el MIEDO?


<<Luchar para vivir la vida, para sufrirla y para gozarla. La vida es maravillosa si no se le tiene miedo.>> decía Chaplin; cuánta razón hay en esa frase, tantas cosas nos perdemos por temor a lo que pueda pasar, a lo que NO conocemos, incluso por temor al "qué dirán". ¿Alguna vez se pusieron a pensar en ello? ¿Cómo sería nuestra vida si dejáramos de lado nuestros miedos e hiciéramos todo aquello que deseamos?
Tenemos tanto miedo a lo nuevo, a lo desconocido (como lo es la vida), que no percibimos todo aquello de lo que nos perdemos. 
La vida, toda ella en su plenitud, es desconocida; su día a día es incierto, no sabemos lo que nos aguarda. Sin embargo, aprendimos a seguir adelante y nos acostumbramos a ello creando una "rutina" para así poder auto-convencernos de que sabemos qué es lo que nos espera y omitimos el detalle de que cualquier imprevisto puede cambiar nuestro HOY. Es ahí cuando entramos en pánico, cuando nos invade el miedo, el momento en el que de repente las cosas se salen de nuestros planes, de nuestro control, y no sabemos cómo reaccionar frente a ello, frente a lo DESCONOCIDO. Nos sentimos perdidos, desorientados, y es entonces cuando debemos decidir, elegir qué debemos hacer, si dejar de lado el miedo, arriesgarnos y seguir adelante o quedarnos en el mismo casillero de siempre, cómodos y seguros de que todo va a seguir igual.
Muchas veces decidimos arriesgarnos y gracias a ello adquirimos grandes oportunidades, conocimientos, valores e incluso personas que terminan siendo especiales para nosotros; pero muchas otras, decidimos lo contrario. Sí, quizá así estemos más seguros, pero es por culpa de ese temor, el no querer ver más allá de lo que conocemos y probar lo nuevo que la vida nos pone en el camino, que perdemos grandes cosas.
A donde estoy tratando de llegar es: cuando eramos niños le temíamos a la oscuridad, ¿verdad? Bueno, me tomaré el atrevimiento de decir que NO era así. A lo que en realidad le temíamos era a lo que había en ella, aquello que no podíamos ver, aquello que desconocíamos. Sin embargo, por miedo a ello nos estábamos perdiendo de la belleza que hay en la oscuridad, su paz, su tranquilidad, especialmente la contemplación de una oscura pero al mismo tiempo alumbrada noche bajo la luz de la luna y las estrellas. Incluso en el presente necesitamos un poco de oscuridad para ver llegar la luz, necesitamos oscuridad para encontrar la luz dentro de nosotros, la luz que nos alumbra. 
¿Lo ves? Es así como uno se pierde de las maravillas de la vida, y para que esto suceda con menor frecuencia debemos comprender que cuando dejemos de tener miedo comenzaremos a disfrutar.

Ensayo literario. Último año de escuela. Ivana, Noviembre de 2013. 

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